De la rebeldía a la desobediencia activa
Intervención de Ángel Facio, en las Jornadas Europeas de LOGOS, el 6 y 7 de mayo de 2010 en Perpignan, sobre el tema “Porqué obedecemos…”
En principio, Ángel Facio es hijo del 68 y desde entonces eligió la opción del anarquismo como principal orientación de su posición vital. El pensamiento de autores como Robbe-Grillet, Thoreau o Rousseau será la base de su formación literaria, y el Lorca de La Barraca le abrirá las puertas de la que será su visión personal de dramaturgo y su posición sobre la intervención de los textos dramáticos, así como el Brecht primerizo lo fue para su trabajo de dirección escénica. Director y Fundador del mítico grupo de Teatro Independiente: Los Goliardos (1964). Ángel Facio es una figura indiscutible de la cultura teatral española contemporánea.
Intervención de Ángel Facio, en las Jornadas Europeas de LOGOS, el 6 y 7 de mayo de 2010 en Perpignan, sobre el tema “Porqué obedecemos…”
La obediencia y su concepto negativo, la desobediencia, atañen a la vez a lo político, lo social y lo psicológico.
La obediencia social sería la sumisión a normas impuestas dentro de un conjunto estratificado, en virtud del cual yo obedezco a alguien que se encuentra por encima de mí y a su vez quien se encuentra debajo de mi me obedece. La aceptación de este principio es lo que legitimiza el sistema y crea cohesión social.
El concepto de sumisión política surgió en el siglo XVII, primero con los filósofos ingleses Thomas Hobbes, John Locke et David Hume, quienes, por medio de una ficción filosófica hicieron aparecer, por primera vez, la noción de “pacto social”. Por el cual los hombres ceden sus derechos naturales y absolutos a una autoridad política, obteniendo en contrapartida una protección que les asegura la vida, la libertad y la propiedad. Esta es la justificación del principio de la obediencia política y social.
Un siglo más tarde, Jean Jacques Rousseau en su Contrato social, del mismo modo justificará la sumisión política, no a una monarquía, sino a una voluntad general que será la expresión de la voluntad de la mayoría. Encontramos en él un componente democrático, que no existía en sus predecesores ingleses.
En el siglo XX asistimos a un desarrollo monstruoso del Estado y la perversión del principio de obediencia en el seno de ciertas dictaduras, que obedecen a diversas ideologías. Por esta razón después de la segunda Guerra mundial y como reacción a ciertos excesos inaceptables, las nociones de obediencia y de sumisión se cuestionan y nos preguntamos: ¿a quién o a qué obedecer y por qué?
En la actualidad, somos víctimas de una crisis de la que no somos responsables, asistimos a la pérdida de la legitimidad de cualquier autoridad y en consecuencia de toda razón de obedecer. Y sin embargo continuamos haciéndolo, encontrándonos obligados a nivel colectivo, a aceptar un estado de hecho, obligados a pagar el precio de una crisis que no hemos provocado. Así pues, podemos decir que actualmente, se encuentran reunidas todas las condiciones para la ruptura del pacto social, de cara a un Estado que semeja una cáscara vacía, mostrándose incapaz de honrar el contrato y evitarnos lo peor.
En lo que a mí respecta, soy director escénico desde 1964, cuando creé un grupo de arte y ensayo, Los Goliardos, que funcionaba como un colectivo de creación de espectáculos, con vocación naturalmente, de desobedecer. No solamente con respecto a la censura franquista, sino también en términos de las técnicas teatrales, pues buscamos otras maneras de trabajar, otros circuitos de exhibición y otros modos de producción. Nos mantuvimos siempre en el límite de la legalidad, en un equilibrio totalmente precario. En aquellos años la rebeldía contra el régimen político era evidente, era un deber ciudadano. Hay que reconocer que Franco era un adversario aglutinante y gratificante. Y combatiéndolo pensábamos construir una sociedad mejor y un Nuevo orden político. Su muerte, en 1975, despertó grandes esperanzas y el periodo llamado de transición transcurrió en una espera confiada. Con la llegada al poder de los socialistas en 1982 conocimos, paradójicamente, la desilusión. Como todas las social-democracias europeas, el partido socialista traicionó la causa revolucionaria y arruinó toda esperanza de verdadero cambio. En cuanto al teatro concretamente, fue nefasto por la aplicación de una política desastrosa de subvenciones y el no reconocimiento de los grupos de teatro existentes, los que se habían batido el cobre en la militancia anti-franquista. Fue en ese momento, en el que me fui a trabajar a Colombia y después a Polonia y en el que surgió la frase que resume muy bien la situación: contra Franco vivíamos mejor.
Actualmente, trabajo desde hace 6 años en el Teatro Español de Madrid, donde desempeño la función de dramaturgo en el sentido germánico del término y donde me esfuerzo por recuperar los grandes textos del repertorio de teatro occidental, densos, ricos y complejos. Una vez más, en contra de las tendencias actuales que privilegian todo lo light, homogéneo y predigerido.
Y en lo que respecta a mi vida personal, habiendo finalmente renunciado a cambiar el mundo, me concentro en procurar que el mundo no me cambie a mí, en una desobediencia activa que es mi forma de vida actual. Una desobediencia permanente, tan inútil como suicida, que me parece la única actitud coherente con respecto a lo que he sido y a lo que soy, así pues, acepto los imponderables e incluso los riesgos. Por ejemplo, de manera voluntaria usaba el cinturón de seguridad hasta el día en que su uso se volvió obligatorio y nunca más lo he vuelto a usar. Así mismo, dejé de fumar durante años y volví a hacerlo a partir del momento en que prohibieron fumar en los espacios públicos. Por otra parte, tampoco pago mis multas, dejando al Tesoro público la tarea de embargar mis cuentas en un momento dado.
A guisa de conclusión, diré que adoro lo que hago y me gustaría seguir haciéndolo hasta que me llegue la hora de entregar la cuchara, sin jubilarme nunca.
Y ya puestos, hacerlo como Félix Faure, fornicando a más y mejor. Es por esto que mis amigos, recientemente, me han regalado una muñeca hinchable.
Ángel Facio, Perpignan, mayo de 2010
En este sitio web encontrarás información sobre la trayectoria personal y artística de Ángel Facio,
que puedes ampliar consultando el Archivo Fundación Los Goliardos.